2.1.1.2

Respirás hondo y tratás de tranquilizarte pensando que siempre es buen momento para arrepentirse. "Son solamente tres señoras locas", te repetís. Dos de ellas entran y la del pelo de tres colores se aparta para dejarte pasar, situación que aprovechás para darle un empujón y correr, entre los containers, de regreso hacia la calle.

Nunca vas a saber si la jauría de perros hambrientos que te empieza a perseguir un segundo después de que te escapás fue enviada por las mujeres de la secta o si solo se trató de una lamentable casualidad. Por el rabillo del ojo te parece contar siete, pero también podrían ser algunos más.

jauría de perros salvajes
Jauría salvaje

El que parece el líder, un perro negro, peludo, con un ojo celeste y otro marrón, te da la primera dentellada en el tobillo derecho. Intentás patearlo, pero con tanta mala suerte que perdés el equilibrio y caés al piso. Cientos de dientes se clavan en tu carne y la desgarran en jirones. Afortunadamente, enseguida un perro gris te muerde la yugular y te desangrás.

En la morgue, Poli va a tardar varios minutos en reconocer tu cuerpo.



FIN