Ambulemus in lumine dei.
Estás casi segura de que es latín, pero en lo que a vos respecta lo mismo podría ser rumano o griego. Está escrito a mano y arrugado, como si hubiera estado en un bolsillo por mucho tiempo.
Sacudís la cabeza como tratando de sacarte toda clase de malos pensamientos de encima. Seguro que está loca, o promocionando algo que no entiende mucho. Terminás de contar los billetes y mirás el papel una vez más. Una loca suelta, seguro. Sin embargo, no se te ocurre tirarlo; lo guardás en un compartimento de la billetera mientras te preguntás si vos también te estarás volviendo un poco loca.
Entrás a un bar y te resignás a desembolsar una cantidad ridícula de plata por un té y un tostado.
Merendá, leé, hacé tiempo acá.
