Dentro de la
esfera verde comienza a sucederse una secuencia de luces como una melodía:
naranja, azul, blanca, púrpura, roja, y un color que no podrías nombrar porque
nunca antes lo viste. La melodía lumínica se repite varias veces, y aunque pretende ser armoniosa, sabés que solo anuncia destrucción, muerte y
sufrimiento, en ese o cualquier otro orden.
De pronto la
serie se detiene. Del interior de la esfera se proyecta un haz de luz
dorada sobre Pepo. Lentamente Pepo empieza a subir por la luz, atraído hacia el
resplandor verde. Él también está paralizado; lo ves ascender inerme, como una
cáscara vacía, hasta que lo perdés de vista. El haz permanece fijo todavía un
rato, mientras Pepo —suponés— completa el trayecto.
El rayo desaparece un instante y vuelve a encenderse, esta vez sobre vos. La luz dorada
te envuelve como en un incendio, y te sentís flotar, poco a poco, abducida
hacia un destino horrible que no podés imaginar.
FIN