3.2.2.1bis

Lo primero que surge es el desconcierto. Esperabas cualquier cosa —literalmente, cualquier cosa— menos eso. Te apurás a sacar el disco mientras mirás para todos lados. Si hay alguien en la casa, seguro te oyó. 

No te das cuenta de que te tiemblan las manos hasta que dejás caer el disco en el suelo. Inmóvil, lo ves rodar hasta un montón de papeles desparramados sobre la alfombra verde. Tardás unos segundos en reaccionar y acercarte. Lo que ves no hace más que aumentar tu inquietud. Ilustraciones de seres que parecen monstruos marinos, llenos de tentáculos, escamas y ojos. Muchos ojos que te observan desde papeles amarillentos, ajados... húmedos.



Intentá sustraerte a su influjo acá.