2.1.1.1.2

El rito se prolonga toda la noche, hasta la entrada del primer rayo de sol a través de una rendija invisible en algún rincón del container. El rayo enciende el centro de la frente de la Momia, que recién entonces abre los ojos, te observa y da su asentimiento. El movimiento de la cabeza es mínimo, y después vuelve a su sueño. El olor a cigarrillo que te impregna la ropa no se va a salir nunca más; lo aceptás como parte de tu nuevo ser.

Comienza entonces tu adiestramiento, que dura 133 días. Te entrenan otras Hermanas más experimentadas. En ellas encontrás la familia que siempre anhelaste. 

Una vez que termina tu aprendizaje salís a cazar. Tu coto personal son los hospitales, los terrenos que circundan las vías de tren, las plazas en las madrugadas de los días de semana, las torres de las multinacionales. Lo recorrés en busca de posibles nuevas reclutas. Descubrís que fumar es lo mejor para calmar la ansiedad del acecho e idear sin prisa la táctica adecuada para cada presa. Tu piel se aja y tu carne se consume por la intensidad del fuego que llevás adentro.



La cacería continúa por acá.