3.2.1bis

La recuperación es lenta y dolorosa. Pasás las siguientes dos semanas en la salita de Santa Lucía, porque aunque te aseguran que estás en condiciones de continuar con el tratamiento de manera ambulatoria, te rehusás a dormir en ningún otro lado o a tratar con ningún otro de los habitantes. Al principio, cada vez que el enfermero o la doctora se te acercan te largás a llorar, histérica. Después por suerte llega Poli, y solo él te limpia, te lava las heridas y aplica las cremas. 

Los arañazos poco a poco cicatrizan, pero tu cara ya no es la misma. Exigís que saquen el espejo del baño y prohibís que te acerquen cualquier superficie reflejante. Más adelante podés averiguar para hacerte una cirugía reconstructiva, te sugiere tímidamente la doctora, pero hacés como si no la hubieras oído.

Si por vos fuera, no volverías a salir a la calle nunca más. 



FIN