1.1.1.

Respirás hondo y mirás alternadamente al chico de la capucha y el pedazo de carne; este parece reluciente, como sacado de un comercial, y él… Bueno, él podría actuar en una publicidad de perfumes, de esas en las que los hombres son todos tan elegantes que parecen parisinos. Al mismo tiempo te convencés a vos misma de que levantarte y salir corriendo sería una pésima idea; con tu torpeza habitual, sumada a la cantidad de mesas y comensales presentes, sos capaz de chocarte a la mitad del restaurante antes de encontrar la puerta.



Seguís pensando hasta que una voz masculina te saca de tu mutismo y te lleva acá.