El baño es una letrina mugrienta y angosta, con las paredes marcadas por los miles de manos que se apoyaron en ellas. Al final el micro no era tan mala opción.
Salís al pasillo tratando de calcular cuánto podés llegar a comer sin sentirte mal: te gustaría que el micro sustituto no llegue nunca para poder probar todo. El corredor en el que estás pasa por al lado de la cocina. Antes, de camino al baño, la tabla que sirve como puerta estaba cerrada, pero ahora quedó entreabierta. Sabés que estás a punto de cometer el segundo papelón de la noche, pero nunca pudiste resistirte a una rendija. Además tal vez el parrillero pueda recomendarte cuáles de sus maravillas probar.
Te asomás con disimulo. La cocina es por lo menos cuatro veces más grande que el comedor, y llegás a contar ocho parrillas. Los parrilleros son todos obesos, como el mozo. Algo en el rabillo del ojo te llama la atención. Al fondo los cuerpos que cuelgan de los ganchos no son de vaca ni de ningún otro animal que conozcas. Mirás las parrillas: entre tripas y varios cortes sin forma creés reconocer una pantorrilla, un brazo, ¿un cuero cabelludo? El humo de la grasa y el carbón te nubla los ojos. Uno de los parrilleros mira por sobre el hombro y te ve. No te ataca, no grita, no avisa al resto: te sonríe y sigue trabajando en lo suyo. Te alejás de inmediato.
Lo mejor que podés hacer es salir cuanto antes, volver al micro, alertar a alguien. Vas a buscar tus cosas a la mesa. En la silla de enfrente se sentó el desconocido alto del micro. Ya no tiene la capucha: incluso en esta situación te impresiona lo hermoso que es.
—Disculpá que me haya sentado, era la única mesa vacía y te vi en el micro. Si te molesta me voy, no hay problema. Si no te invito: pedí para mí pero la porción es inmensa.
Mirás el plato que te señala. La carne no parece tener nada raro; es un corte rectangular y compacto, sin señas reconocibles. Sangriento pero arrebatado por fuera, como te gusta. Se ve delicioso.
Si aceptás la invitación del extraño, seguí por acá.
Si la rechazás para irte de la parrilla, alejate para este lado.