La dirección de la casa del tío Alfonso está anotada en un
papelito que guardás en la billetera. La chequeás aunque no es necesario; te
acordás de cómo llegar. Al lado del nombre de la calle, garabateaste “Sr. Vicente.
Municipalidad”. Es el hombre que llamó para avisarles de la desaparición de tu tío. Observás alrededor. La
Municipalidad no debe estar lejos. Tal vez sería una buena idea hablar con el
tal Vicente para que te dé más datos sobre lo que pasó.
Sin embargo,
te das cuenta de que tenés muchas ganas de ir a ver la casa. El pequeño
paseo por el centro de Santa Lucía te puso en contacto con algunos recuerdos
infantiles, difusos y borrosos, pero recuerdos al fin. La casa es el más
importante de ellos.
Si vas a hablar con Vicente, entrá a la Municipalidad.
Si vas directo a las inmediaciones de la casa, apurá el paso por esta calle.